El bien y el mal comparten la misma esencia, el mismo amor.
¿Qué es lo que es nuestro mal escondido, lo que algunos
llaman nuestra sombra? ¿Acaso no es sino una necesidad de amor? ¿No es acaso
una sed inagotable de bien? ¿Dónde está el mal? ¿Qué es lo que está realmente
mal?
¿No es acaso tu propia opinión sobre los demás o sobre ti
mismo lo que te hace decir que “esto está mal”?
Como dice Jalil Gibran: “Sin duda, el fruto no puede decir a
la raíz “Se como yo, maduro y siempre dadivoso de tu abundancia”. Pues para el
fruto dar es una necesidad, tal como recibir lo es para la raíz.”
Esto es muy hermoso y significa:
No te juzgues cuando pidas, cuando creas que necesitas
recibir. Te engañas, pues ya lo tienes todo.
No juzgues cuando te pidan, cuando crean que necesitan
recibir. Se engañan, pues ya lo tienen todo.
Sin embargo, no hay mal alguno en engañarse. Eso es el
perdón. Es darse cuenta de que el pecado no existe ni en ti ni en ninguno de los
que crees verlo. Todo es amor, a veces eso sí, disfrazado de necesidad, o de
miedo, o de juicio. Pero basta con tener la voluntad de querer ver amor para
empezar a cribar lo que es verdad y lo que es tu fantasía. Tú eres amor. Es tu
verdadera naturaleza, no puedes estar separado de tu amor nunca. Puedes jugar a
creer que lo estás, pero…¿como puede negar una vela su luz y decir que es
oscuridad si es su esencia misma? ¿Acaso
puede afectar en algo esa opinión a su verdadera naturaleza?
Cuando te das cuenta de que no son los demás lo que te hace
daño, si no tus pensamientos sobre esas personas, el juego de la víctima y el
verdugo se acaba. No hay víctimas, no hay verdugos. La ofensa simplemente nunca
existió. Eres tu quien has elegido crearla.
Siempre que sientes algún malestar es porque has pensado
algo sobre ti mismo o sobre el otro que te ha hecho daño. Si analizas cada uno de tus malestares, te darás
cuenta de que es siempre eso lo que hay detrás.
La buena noticia, es que de la misma que la has creado, pues
elegir crear otra cosa. Pues eres Creador. De manera que podrías preguntarte:
quiero ver esto de otra forma. Y entonces, puedes abrirte a esperar y escuchar la respuesta que llegara
desde dentro de ti. Si quieres escucharla, ahí estará para ti. En realidad es
muy simple.
No creas que engañarte y entretenerte en seguir diciendo que eres sombra
o que eres pequeño cuando ya has visto tu luz podrá ayudar en algo a los que
aún no la vieron.
Y aunque aún no la vieron, no olvides que son tan perfectos
como tú lo eres. La esencia es la misma en todos.